Misiones Universitarias Jesuitas - Primer día


Luego de una espera de tres horas en el ADO de Minatitlán me incorporé al grupo de misioneros. Dos chavas de Acapulco, dos chilangos, uno de Orizaba, un oaxaqueño y dos hermanos de Cosoleacaque.

Tomamos un camión hacia Tatahuicapan. Fueron casi dos horas de camino pero dormí casi el 70% del trayecto.

Ya en Tatahui se nos unieron dos jesuitas y Dimas nos llevo en su camioneta a Zapoapan. Ahí estaban reunidos animadores y catequistas de casi todas las comunidades de alrededor. Fue un recibimiento muy cálido y alegre. Tenían la consigna de llevarse un misionero a sus comunidades, aunque algunos, como los de Nueva Esperanza, comunidad a la que solo puede accederse tras tres horas de cabalgata, iban resignados a irse con las manos vacías. Otros, como los de Úrsulo Galván, llevaron un chorro de porra lo que les resulto en llevarse a Efraín, SJ.

Finalmente fui asignado a Benigno Mendoza, una comunidad fundada hace unos 40 años mediante la repartición de tierras nacionales y dedicada principalmente a la ganadería.

Pedimos posada y cada quien se fue a su comunidad. Mi anfitriona sería la Sra. Flor, animadora de Benigno. Ella tiene tres hijos: el mayor trabaja en Coatzacoalcos, el que sigue estudia veterinaria en Acayucan y su hija dejó de estudiar y es madre del pequeño Irvin, quien me contó cómo tiene nueve puerquitos nuevos a los que debíamos alimentar al día siguiente. El padre de Irvin los ayuda en las ordeña de sus siete vacas quienes producen unos cuarenta litros de leche lo que luego de comprar 30 lts mas resulta en una producción de 10 a 12 kgs de queso fresco o de hebra. Estos se llevan a vender al día siguiente a Pajapan o Tatahuicapan.

Llegando a Benigno fuimos a la capilla para llevar los peregrinos a casa de la Sra. Elena. De nuevo pedimos posada y me aventaron al ruedo a dar el tema de la posada: la Anunciación. Obviamente, desde el punto de vista social: Dios decidió hacerse hombre y escogió una mujer socialmente ordinaria, lo que simboliza la igualdad que debe haber entre los seres humanos. Al principio fue difícil lograr que participaran, pero luego de que relacionamos las burlas y críticas como una especie de discriminación, comenzó el debate.

En la noche traté de escribir mensajes, pero mi bb fue incapaz de captar los vestigios de señal que llegan a Benigno.

Salí a buscar señal y más de una persona me preguntó si iría al baile. No fuimos pues estábamos cansadísimos, pero probablemente fuimos los únicos del pueblo: era la posada de Tatahui y tocarían cuatro conjuntos. De hecho, los impactos del baile se reflejaron en los horarios del día de hoy. Salimos más tarde de lo planeado a la venta de queso a Tatahui pues los clientes no estarían despiertos temprano. También se decidió no hacer queso de hebra para mañana pues tarda más y hoy la leche no llegará temprano ya que los ordeñadores se fueron anoche al baile.

Ahora estoy en Tatahui, donde sí hay señal. En unos minutos regresamos a Benigno, pues a las cuatro haré el casting para la pastorela, luego toca la segunda posada y, cuando llegue, la leche trataré de aprender a hacer queso.

Trataré de escribir cada que haya señal.


Saludos,

Salvador Meneses
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