Misiones Universitarias Jesuitas - Sexto y último día


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Anoche hizo más frío que en toda la semana, lo que provocó que las descobijadas nocturnas me despertasen de madrugada, con la consecuencia lógica de que me levanté súper tarde.

Salí corriendo a desayunar con la Sra. Tomasa. Me ofreció café o té. Debido a la experiencia de la vez pasada pedí café y, cuando vi que me sirvió media taza, casi casi grité "¡sin leche porfa!". Amablemente me llenó la taza. Platicaba y comía gatos hasta que me empalagué/llené. Fue entonces cuando me sirvió un plato de arroz con pipián. Yo me quedé con cara de “Whaaaat? ¿Eso era el pre?”. Para variar el pipián picosisísimo; el pollo obvio no era pechuga y, por supuesto, tenía la piel. Gracias a Dios tuve dos eventos afortunados. Ella misma me preguntó cuando me lo sirvió: "¿Se llenó con los gatos, verdad?" Y yo dije: "Pues la verdad sí". Ella respondió: "Ah, pues coma hasta donde pueda, con confianza". Por otro lado, mientras me hacía menso comiéndome el arroz y tratando de ignorar la presa de pollo, llegó una de las niñas. "¡¡¡Acá está el misionerooo!!!" - gritó mirando hacia la calle. Se asomaron tres cabezas más: "A las diez en punto, ¿eh?" decían en tono burlón, reclamando mi impuntualidad. La Sra. Tomasa dijo: "Ah, ya lo vinieron a buscar... Y mire, ni tiempo le dio de tocar la presita, la voy a regresar (a la olla) pa' que no se desperdicie". Fue como un 'uufff'.

Me fui al ensayo y comenzaron los gritos cuando a todos les quité sus libretos. Para sorpresa de todos (incluyéndome) ya se sabían casi todas las líneas.
Les hice un ejercicio de comunicación no-verbal, ese donde van pasándose la pelota contando hasta 100, para hacerles entender cómo podían 'soplarse' sin gritar "¡vas tú, Mario!" a media escena.
Terminó el ensayo y nos fuimos al campo de beis. Tuvimos que pasar por casa de Brian "porque a su mamá no lo gustó un juego que jugaron con la anterior misionera" - "¿Qué jugaron?" - Pregunté intrigado. Me respondieron: "uno donde pones las manos y le preguntas cosas y se mueve". Con incredulidad y casi miedo a la respuesta dije: "¿La ouija?" - "¡¡¡Eseee!!!" respondieron. WTF. No sé en qué estaba pensando esa misionera, pero bueeeno :S
Camino al campo casi me convencen de ir al arroyo, pero no lo lograron. Jugamos beis y americano por dos horas. Llegué sucísimo a recoger los muñecos para la posada y llegamos a la casa anfitriona.
Hablábamos de migrantes y abusos y demás, cuando llegó el padre Claudio SJ y me apoyó un poco. Les eché un poco el rollo de que no sólo hay que superarse uno mismo sino ver por el desarrollo comunitario. Esto por dos cosas: 1) la gente que se va a EEUU y se queda y 2) los chavos que salen a estudiar Arquitectura o Mercadotecnia, cuando la doctora del pueblo tiene que venir de fuera. Según doña Tomasa, “ninguno de los chamacos ha estudiado pa' doctor ni pa' maestro”. Tampoco hay telecomunicaciones decentes (no se dejen engañar por la firma de este correo) y seguro no caerían mal ingenieros agrónomos, hidráulicos, eléctricos, etc.
Le platiqué al padre lo del tema del domingo de los fariseos y la reacción de las señoras. Solo sonrió y dijo: "bueno, a veces los misioneros no tienen que ser todo miel al hacer su misión". Seguro pensó “este wee ya vino a hacer su desmadre” pero qué otra cosa iba decirme.
Los chavos empezaron con el "Padre, no se lo lleve" y así, y me empezaron a echar flores. Como no me gustan las cursilerías, los interrumpí con una broma y los mandé a ensayar. Igual cuando le dijeron al padre que mañana me iban hacer mi despedida, les dije: la mejor despedida que pueden hacerme es que les salga bien el ensayo". El padre se rió y les dijo: "¿Sha osheron?" (Ah sí, olvidé mencionar que el P. Claudio es uruguasho).
El ensayo no se pudo realizar porque iba haber una Misa de un difunto en Tatahui y se fue la mitad del elenco. Por tal motivo y, por bocón, ensayaremos a las siete de la mañana. Digo por bocón, porque cuando me preguntaban si íbamos a ensayar mañana (hoy miércoles) yo respondía en broma y con tono lopezobradorezco: "si quieren, a lahj seihj de la mañana". Nadie chistó. Olvidé que hablaba con personas que a esa hora ya están en el potrero.

Mañana después del ensayo me llevarán a Tatahui. Nos reencontraremos todos los misioneros. Espero volver a esta comunidad. No puedo aún poner con claridad todo lo que me dejan las misiones. Y cuando lo asimile, seguro no lo publicaré pues es una de esas experiencias que si no se viven no se entienden.

Saludos,
Salvador Meneses.
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